El fútbol vive desde hace unos lustros la extrema confrontación de estilos que deja patente Axel Torres en un artículo que me sorprendió gratamente. Hablaba sobre la felicidad que sentía un niño cuando jugaba en la calle, equiparable a la de otro niño que disfruta con las matemáticas, las estrategias y los estudios estadísticos. En el fútbol, esta situación equivale al bello juego del toque y toque contra el fútbol de jugadas de estrategia, de estudiar al rival y atacar sus puntos débiles. Distintos caminos para lograr la victoria. Sin embargo, la inmensa mayoría del mundo del deporte rey ensalza el estilo del tiki-taka como método más bello y a la vez infalible para ganar títulos. En realidad no es infalible, pero muchos dicen que "Si juegas bien tienes más probabilidades de ganar que de perder". Gran verdad. Pero la probabilidad resulta, en muchas ocasiones, engañosa. Jugar como los ángeles no garantiza el éxito. Ayuda, pero hace falta más que eso. Quizás saber cuando hay que parar un partido, cuando hay que defender un resultado. Quizás sólo haga falta fortuna. Pero los últimos campeones, exceptuando a la Selección Española y al Barça de Pep Guardiola, no se han caracterizado especialmente por jugar del todo "bien".
2004 - El Valencia de Benítez (Liga española y Copa de la UEFA), el Oporto de Mourinho (Champions) y la Grecia de Otto Rehhagel (Eurocopa) fueron los grandes triunfadores de la temporada. Los tres se caracterizaron por un gran sistema defensivo y no por el juego que desplegaban sus jugadores.
2005 - El Barça comenzó imponiendo su juego del toque con Frank Rijkard en el banquillo, pero en Inglaterra ya triunfaba el Chelsea de Abramovich, una máquina demoledora al contrataque. Para colmo, la Champions la ganó el Liverpool del recién llegado Benítez, que instauró el sistema que tantas alegrías le había dado al Valencia.
2006 - El Barça gana Liga y Champions con partidos soberbios ante rivales poderosos. El año en el que se demostró que el gran juego se imponía entre los clubes, la tosca y mezquina Italia de Lippi ganaba el Mundial de Alemania ante el asombro de todos.
2007 - El Real Madrid de Capello gana la Liga a base de casta, fortuna y muy poco fútbol. En Champions, un Milán que se sirvió de la magia de Kaká y de sus viejas glorias se coronó ante el Liverpool en un partido que nada tuvo que ver con el 3-3 de 2005.
2008 - Vuelve a ganar el Madrid la Liga sin demasiado brillo de la mano de Schuster. El Manchester United de Cristiano Ronaldo gana la Premier y la Champions con más pegada que buen juego. La excepción aparece en la Eurocopa, cuando la Selección Española se corona en Austria y Suiza con un juego elevado a las bellas artes.
2009 - El Barça se hace con todo, con los seis títulos; con el mayor juego desplegado por un equipo en mucho tiempo.
2010 - Aunque el Mundial es ganado por la Selección Española (tenía el mejor equipo del campeonato); el Inter de Milán ganó cinco títulos esta temporada de la mano de Mourinho (Liga, Champions y Copa) y Benítez (Supercopa de Italia y Mundial de Clubes). Un Inter que nunca fue caracterizado por la belleza en su juego.
Es pues que nos encontramos en los últimos seis años, a excepción de Barça y Selección, una gran variedad de campeones, cada uno con su estilo, pero ninguno caracterizado por su vistosidad y excelencia. Sin embargo, todos fueron superiores a sus rivales y en la mayoría de casos no se sirvieron de una fortuna escandalosa. Lo que demuestra que existen muchos caminos hacia la victoria y no tiene porqué elegirse el más bello para lograr el objetivo necesariamente. Aunque, la verdad, resulta mucho más satisfactorio de esta manera. Sin embargo, muchos equipos no pueden permitirse jugar así por falta de efectivos para realizarlo. La solución a este problema es fichar jugadores para ese cometido, como es el caso del Villareal, que ha ganado mucho con la incorporación de Borja Valero; o canteras como la del Barça y el Arsenal, de las cuales nacen futbolistas educados y enseñados a tocar y a hacer del fútbol una obra de arte. Pero como he dicho antes, este camino no es para nada una garantía de éxito. Que se lo digan al Arsenal, en mi opinión el equipo que mejor juega del planeta por detrás del Barça y que lleva seis años sin títulos. Ayer perdieron uno más, en un partido en el que faltó su motor de juego (Cesc Fábregas) y en el que un error del portero Szczesny y el central Koscielny propició el gol de Martins en el 89, después de haber hecho una notable segunda parte para acabar ganando. No merecía ese final tan cruel ni el Arsenal ni Wénger. Pero así es el fútbol. Quien comete un error, lo paga, por muy bien que hayas jugado. Porque a veces, jugar bien no es suficiente.
Buen análisis. Aunque lo idóneo sería que un equipo ganador jugara bien, no siempre es así y es igual de respetable. Un equipo que sea limitado técnicamente, está en su derecho de conseguir sus objetivos jugando con poca vistosidad. Los miembros de una plantilla son los que hacen jugar bien a un equipo. Si quitáramos a Borja Valero y Cani del Villareal, a Cesc y Wilshere del Arsenal, y a Xavi e Iniesta del Barcelona y la Selección, y los cambiáramos por unos jugadores con el perfil de Toulalan y Khedira por ejemplo, el juego no sería el mismo. Está claro. Un abrazo ;)
ResponderEliminarSergio Berenguer.